A la hora de ponerme a escribir, una de las cosas que más me motivan es el viaje que realizo junto a los personajes. No se trata sólo de narrar unos hechos, sino de "acompañar", de algún modo, a todos esos personajes que ríen, sufren y, en definitiva, viven lo que ocurre en la historia. Yo aún diría más: acabas pensando como ellos, empatizando con lo que les dapara el destino y pensando qué harían ellos en según que situación...
Con algunos personajes, ese viaje del que os hablo es todavía más apasionante, como por ejemplo, el caso de Ben, el sufrido amigo de Hans en "El Esclavo de la Rosa". Disfruté muchísimo dando forma a este moreno temperamental, que sufre una de las transformaciones (yo prifiero llamarlo evoluciones) más interesantes en toda la trama de este cómic. Me llevé una gran alegría al comprobar que Ben era uno de los personajes más queridos de los lectores que se han acercado a esta historia, y que han sabido entender (o como mínimo empatizar) con esa lucha interior que lo atormenta y que está dejando aflorar su cara más oculta, su cara más sincera.
Todo en Ben (sus gestos, sus palabras, sus actos...) tiene una doble interpretación y fue estimulante poder desarrollar este personaje tan inquietante, pero a la vez tan humano. Os aseguro que en el segundo volumen de "El Esclavo de la Rosa", Ben seguirá destapando nuevas facetas de su personalidad que os van a sorprender a todos ;)
¡Hasta pronto!